Empoderando mujeres
Existen evidencias de que Cleopatra o Nefertiti, reinas del antiguo Egipto hace miles de años, atribuían su gran belleza a la utilización de la Manteca de Karité y su uso se extiende hasta nuestros días en las mejores fórmulas cosméticas.
El proceso de elaboración sigue intacto y es heredado de madres a hijas. Se prepara a partir de los frutos de un árbol sagrado llamado Karité. Este árbol crece salvaje en una franja de 5.000 Km de sabana en África del Oeste y su recolección se realiza únicamente por mujeres siguiendo un ritual ancestral. Este tipo de producción artesanal y local, gestionada por cooperativas de mujeres, es el motor de la economía y el sustento de miles de familias de la llamada “Franja del Karité”.
La recolección de los frutos de karité y la elaboración de la Manteca y el Jabón Negro es una palanca para la reducción de la pobreza en las zonas productoras y para el empoderamiento de las mujeres que reciben una retribución justa por un trabajo bien hecho.
Se confirma una tendencia creciente en la demanda de la manteca de karité para usos alimentarios en sustitución de otros aceites menos saludables, como el aceite de Palma.
“ Este crecimiento debe ir acompañado de medidas que permitan que las mujeres realmente puedan producir más y mejor, utilizando la tecnología actual y la maquinaria adecuada para evitar ser desplazadas o relegadas solamente al primer paso, la recolección de los frutos por 1$ al día. – dice Carmen Navarro, Directora de Maison Karité y miembro de la Global Shea Alliance desde 2015-. Sería deseable que las cooperativas de mujeres lideraran nuevos proyectos para acomodar su producción a la demanda creciente y ser beneficiarias del reparto de riqueza."
Este empoderamiento femenino beneficia a toda la sociedad. Potencia sectores relacionados como los de transporte, logísticos, construcción y nuevas inversiones en procesos y servicios de transformación que requieren un alto nivel de tecnificación, como la industria del fraccionamiento o el refinado que antes se realizaba en los países cliente pero ahora ya se pueden realizar en Africa con el consiguiente incremento del empleo y la mejora de la renta familiar.
La economía del karité y el trabajo de las cooperativas de mujeres monetiza recursos naturales de la sabana, influye positivamente en la conservación de los parques de karités, los ecosistemas y los cambios y retos que presenta el cambio climático y el incremento demográfico.
Donde hay karité hay vida.
Con nuestro agradecimiento especial a las autoridades y cooperativa de mujeres en Banayele, Ghana, que nos acogieron y atendieron nuestras preguntas y sugerencias con paciencia, amabilidad y afecto.