Las bajas temperaturas, el viento, la exposición de la piel a cambios bruscos de temperatura, calefacciones altas o demasiado directas, favorecen la sequedad, tirantez, aspereza, descamación y en ocasiones escozor y otras molestias en la piel, aún más si cabe, con el uso de mascarillas. Las pieles más delicadas y sensibles (bebés, niños, pieles atópicas, cuperosis, rosácea, psoriasis…) deben intensificar sus cuidados y precauciones.
La piel es nuestra primera barrera con el medio, una de sus funciones es la de regular la temperatura corporal. Te proponemos algunos consejos para ayudarla a cumplir su misión en la medida de lo posible.
Propuestas:
- Ayudar al organismo a no pasar frio y a evitar los cambios bruscos de temperatura.
abrigándonos convenientemente -vistiéndonos con distintas capas para poner y quitar.
-Usando guantes y calzado adecuado para proteger las extremidades
- Usando gorros y bufandas hasta la nariz si aplica para mantener la temperatura y proteger el rostro
- Nutrir, proteger e hidratar la piel varias veces al día.
- Exfoliar semanalmente para promover la renovación celular y evitar la aspereza.
- Aunque es recomendable usar factor de protección solar siempre, incrementarlo en alta montaña o zonas de ski.
- Hidratarse tomando infusiones, caldos, zumos, agua, frutas y verduras de temporada, fuentes de vitaminas y minerales que nuestro organismo necesita para recuperarse de los efectos del frío.